Ben Young nació y se crió en Whihi Beach, un paradisíaco entorno
en la Bahía de Plenty (Nueva Zelanda) y un paisaje natural que inspira
por completo su obra, en la que la belleza y también la crudeza del
océano son el tema predominante. Como experto surfista, Young sabe
como plasmar en texturas tridimensionales el movimiento siempre impredecible
de las olas.
bajo su superficie y que el ojo humano no llega a percibir jamás son
el objeto de estudio de este creador, a través de un cuidadoso trabajo
de planificación, en el que los objetos se vislumbran primero en dos
dimensiones para transformarse finalmente en esculturas que capturan
los paisajes marinos en toda su complejidad.
“Desserted II”. “The Entrance”.
el líquido elemento con todo tipo de matices y permiten infinidad de
combinaciones con la luz. A su vez, las figuras humanas y aquellos
objetos que le son más próximos (embarcaciones, casas, árboles) se
muestran en toda su fragilidad ante el incontenible caudal de las corrientes
oceánicas.
artesanal (manual en gran parte) que nos descubren a un artista
observador y paciente, que nos permite mirar el mundo a través de un
prisma subacuático fascinante en el que nos sentimos más humanos
entre tanta inmensidad y que nos habla en última instancia de nuestra
vulnerabilidad ante las fuerzas de la naturaleza.