Alejandro Sasplugas Moré y Fernando Figuerola Tutusaus fundaron la firma en 1928. Barcelona se preparaba entonces para acoger la exposición universal para la que Mies van der Rohe idearía su mítico pabellón, y el primer trabajo de Cricursa quedó muy cerca de ese icono de la modernidad: en el vidrio de las lámparas de las fuentes de Montjuïc. Con la postguerra llegarían los escaparates curvos mientras que en los últimos años de la dictadura el azogue teñiría una renovada gama de cristales convertidos en espejos retrovisores y esféricos para exteriores. Para entonces, una nueva generación de Sasplugas y Figuerolas, (de nuevo Alejandro y Fernando) había tomado el mando de la empresa. La investigación sobre el vidrio sorteaba dificultades y abría nuevas puertas. Así, sería en 1978, con el estreno de la democracia, cuando la nueva casta de gerentes adquiriría una máquina para laminar vidrio curvado. Vidrios laminados o laminación por vacío, templado curvado o curvado recocido comenzaron a construir el catálogo de na ya ambiciosa firma entusiasmada con la idea de aportar progreso. Más tarde llegarían los cristales antibala, los de control solar, los hornos para el curvado de vidrios de ahorro energético y, finalmente, la cámara para tratamientos hidrofóbicos, palabras extrañas para nombrar inventos fundamentales fruto de años de investigación. ¿Por qué investigaban en Cricursa?.
Estaba claro que el vidrio era un componente
tan fundamental para la arquitectura moderna
cristales a la carta, llegaron a las fachadas de
inmuebles paradigmáticos como la del emblemático
rascacielos para el Banco de Bilbao
que Francisco Javier Saénz de Oiza levantó
en el Paseo de la Castellana de Madrid o la
del Kursaal que Rafael Moneo firmó en San
Sebastián (Guipúzcoa). Los proyectos nacionales
sirvieron para construir una reputación
como el hormigón o el acero. Sin embargo,
carecía de la capacidad expresiva de los otros
dos.
Ferran Figuerola, Gerente de Cricursa, recibiendo el premio de manos de S.M. la Reina Doña Sofía.
Así, la firma de Granollers (Barcelona) decidió poner remedio a esa situación. Colaborando, dialogando y aprendiendo de los arquitectos, entendieron que debían convertirse en los sastres del vidrio. Y así, realizando que, de la mano de los terceros Sasplugas yFiguerolas (convertidos ya en Álex y Ferrán) ha crecido en el extranjero en obras como el Aeropuerto Charles de Gaulle que Paul Andréconstruyó en R oissy (Francia).
De este modo, investigando y adelantándose, en Cricursa llevan años realizando su propia maquinaria y sus propios moldes de curvado a alta presión para anticiparse a retos inimaginados para los que no existen equipamientos.
Tal vez por eso, la primera década del
siglo XXI ha sido la de la internacionalización.
Y a los proyectos de Santiago Calatrava en
Valencia o de Rafael de la Hoz en Madrid les
han seguido, el edificio para Prada en Tokio
(Japón) de Herzog & de Meuron (2003), el de
Pei, Coob and Freed, para la Torre Taishin de
Taipei (2006) o el de Toyo Ito para el edificio
Suites Avenue de Barcelona (2009).Del Crisunid® en el proyecto de Oíza al Crislan®
Low-E del R olex Learning Center que Kazuyo
Sejima y Ryue Nishizawa, levantaron en
Lausanne (Suiza) hace apenas un año, cristales
acústicos y antibala, de ahorro energético
y combinados con policarbonato para resistir
robos, martillazos o tormentas, o mezclados
con óxidos metálicos para potenciar su control
térmico y energético, el catálogo de productos
de Cricursa serviría como historia del vidrio en
los últimos cien años. Del mismo modo, contemplar
los primeros proyectos de la empresa
es repasar la historia de la arquitectura española
moderna y admirar los últimos supone un viaje
panorámico por el más alto nivel de la arquitectura
mundial. Como un sastre de la mítica
Savile Row londinense, los industriales de esta
firma de Granollers (Barcelona) realizan vidrios a
la carta para los más renombrados arquitectos
del mundo: los fosteritos del Metro de Bilbao
(Vizcaya), la casa de la Música de Rem
Koolhaas en Oporto (Portugal), el Museo de
Arte Nelson Atkins de Steven Holl en Kansas
City (USA), la Fundación Champalimaud de
Charles Correa en Oporto (Portugal) o el edificio
de N euroscience que Moneo ha concluido para
la Universidad de Princeton, son el muestrario
de esta empresa catalana por el mundo.Un vidrio de alta costura, como el que realiza
Cricursa, puede vestir un edificio o desvestirlo.
Puede eliminar la frontera entre el interior y el
exterior sin perder el control térmico. Puede
dotar a una fachada de una apariencia dinámica
o ingrávida, envolver un rascacielos con un
velo protector contra el sol sin restarle transparencia
o fortalecer la acústica de un auditorio.
Más allá de las formas y de la expresión, en el
reto de combinar seguridad y sostenibilidad es
donde trabajan ahora los investigadores de la
empresa. En ese campo, los vidrios que alteran
la reflexión visual y energética (que Rafael
de la Hoz instaló en su edificio Castellana 79
de Madrid) o el modelo Crisunid® “California”,
que protege frente al sol manteniendo el 73%
de la transparencia del vidrio, son hitos en la
historia de la casa. Allí tratan de conocer las
materias para pensar qué se puede realizar
con ellas. El objetivo es contribuir, desde ese
entendimiento, a la calidad, rotundidad, expresión
y mantenimiento de los nuevos edificios. Ese puente, construido con tres generaciones
familiares, 82 años y 100 empleados, lo tiende
Cricursa, una empresa con presencia en todos
los continentes que este año se ha hecho con
el Premio Nacional de Diseño. La firma está
convencida de que el diseño en el siglo XXI es
todo lo que ellos hacen: investigación, colaboración
y comunicación. Así, se reconocen
como una empresa del siglo XX que se adelantó
al XXI, pues ya han realizado el viaje que
la sociedad demanda hoy al diseño.En una época de necesidades específicas y
con poco margen para lo superfluo, el diseño
será innovador o no será. Para mejorar lo existente,
las empresas deberán empezar por
mejorarse a sí mismas. Ese, precisamente, es
el reto cotidiano de esta firma familiar que ha
conseguido hacer de la investigación su pasión
y del mundo, su escaparate.