Entrevista a a Oskar Huidobro, presidente de ASOMA, Asociación Española de Fabricantes de Ventanas de Madera, en la que habla de las ayudas millonarias aprobadas y listas para ser trasvasadas al sector español de la construcción, con el fin de optimizar la eficiencia energética en la edificación.
Son 6.000 millones de euros... una cantidad de dinero ingente. A priori no hay empresas ni personal cualificado para hacer la cantidad de obras correspondiente. Sería un desastre que la especulación anime a la creación de nuevas empresas y a la generación de estafas, quiebras, obras a medias y, en definitiva, problemas.
La ventana de madera representa una inversión a largo plazo, de cincuenta años, que es la vida de un edificio, y que se amortiza sola, porque a lo largo de su tiempo de servicio contribuye a ahorrar energía. Es una ventana para toda la vida. Que ofrece a quien la disfruta unas prestaciones muy importantes.
Una nueva hornada de arquitectos está prescribiendo ventana de madera. Piensan en clave madera. Esto significa que algo hemos hecho bien. Estamos resolviendo correctamente los problemas técnicos que pudo haber en el pasado.
Actualmente la madera tiene una cuota del mercado de la fabricación de ventanas en España que, yo personalmente, dudo que alcance el 5%. Con todo, estamos bien posicionados en el mercado, tras muchos años eclipsados por aluminio y PVC.
Hoy se está fabricando una muy buena ventana de madera. Con muy buena materia prima, maquinaria y herramienta. Hemos aprendido del pasado y, en general, ahora apostamos por la alta calidad.
Somos pocos fabricantes, con lo cual existe una dificultad real para conseguir hoy ventanas de madera. Actualmente todos tenemos mucho trabajo. El mercado nos abre un margen de crecimiento que en realidad no podemos llevar a cabo.
En resumen, estoy muy contento con la evolución que puede llegar a tener la ventana de madera en España.
La ventana de madera ha dejado de estar penalizada por el mantenimiento. Los diseños de la perfilería y la tecnología de los recubrimientos han alargado extraordinariamente la durabilidad de las ventanas.
El mantenimiento, lo que antes constituía un problema y alejaba a muchos prescriptores y clientes de elegir la madera, se convierte ahora en una ventaja y una oportunidad para nuestro sector.
Las ventanas de aluminio o PVC no se pueden rehabilitar ni modificar. Y también se degradan con el paso del tiempo. Las de madera sí se pueden restaurar. Incluso podemos cambiar su color. Quedando como nuevas.
Ahora nos damos cuenta que lo que era malo para la madera, actualmente es muy bueno. Y lo que era bueno (para el aluminio o el pvc), es en realidad un hándicap.
Naturalmente, las ventanas de madera hay que cuidarlas. Igual que las demás. Es una labor nuestra, de los fabricantes y nuestros distribuidores y tiendas, informar y orientar al cliente sobre esta realidad. Defendiendo un material que, además, es natural, ecológico y renovable.
Es cierto que el precio de una ventana de madera es superior a una de aluminio o plástico de las mismas dimensiones. Pero enfrentamos a unos materiales muy contaminantes y de un consumo energético enorme en su fabricación, frente a un material, la madera, que es respetuoso con el medio ambiente.
Queremos vivir en un mundo mejor, y la madera contribuye a hacer un mundo mejor.