Los juegos de volúmenes, los grandes paramentos de vidrio, los interiores espaciosos y los salientes que rompen la uniformidad de las líneas rectas son constantes en los proyectos del estudio de arquitectura A-cero, liderado por el arquitecto Joaquín Torres. Y esta vivienda, situada en una urbanización de Somosaguas, a las afueras de Madrid, no es una excepción. A primera vista, aglutina todas las características del “lenguaje A-cero” (desde la belleza contundente y elegante, al estilo rabiosamente moderno), pero también es el proyecto en el que se materializa la evolución del estilo de Torres.
El arte contemporáneo como fuente de inspiración sigue intacto, pero el arquitecto adopta más libertad formal, arriesgando con un juego de líneas curvas que se integra perfectamente en el entorno. De nuevo, la escultura minimalista juega un papel preponderante. Pero no solamente en un sentido metafórico. Esta vivienda madrileña está concebida como una escultura habitable. Basta con observar la fachada trasera: la estructura en forma de prisma de color blanco emula el pedestal (ocupado por la planta semisótano, a pie de jardín), mientras que las dos plantas superiores se convierten en una exquisita obra de arte de hormigón texturizado pintado de color gris.
Desde la primera impresión, la vivienda presenta claramente sus intenciones, formas arriesgadas y estilizadas que, gracias a un sutil manejo de las curvas, la emparentan armónicamente con su contexto natural sin renunciar a un marcado carácter moderno. Dominan los volúmenes horizontales, que se van superponiendo en capas, a partir de un sótano parcialmente visible, formando estratos que aparentan emerger naturalmente del terreno. Esta impresión se ve subrayada por el tratamiento de las fachadas, donde se han utilizado muros de hormigón coloreados en un tono oscuro y texturizados con geometrías regulares que recuerdan formaciones pétreas.
El manejo de un lenguaje capaz de integrar características del entorno natural dentro de un lenguaje formal contemporáneo, es una de las características de los proyectos más recientes del estudio, donde se nota claramente la influencia de artistas como David Nash y, en general, de la escultura minimalista y el land art.
Cabe resaltar la utilización de las ventanas, que se tratan como paños completos de acristalamiento, creando así una mayor relación entre el interior y el exterior de la vivienda, donde las terrazas se convierten en prolongaciones naturales del espacio.
El ventanal del salón de la vivienda tiene 14’90 metros de luz (longitud) y 2’70 metros de altura. Se trata de un doble acristalamiento, en realidad, son tres pues está solucionado en tres cortes equidistantes (tres vidrios de 5 metros aproximadamente, cada uno). Todo el conjunto del acristalamiento está armado en un gran perfil perimetral de acero. Su movimiento se resuelve mediante un sistema hidráulico motorizado que hace descender el ventanal, ocultándolo en un espacio ubicado en el sótano de la vivienda, donde también se sitúa el mecanismo, lugar con accesibilidad.
• Obra: Vivienda unifamiliar en la Urbanización Los Lagos de Pozuelo de Alarcón (Madrid, España)
• Arquitecto: Joaquín Torres de A-cero Joaquín Torres Architects