La nueva linea de metro de Düsseldorf, la llamada línea Wehrhahn, es la declaración de una ciudad a favor del arte. Ya en el momento de la convocatoria del concurso de arquitectura para toda la UE, hace más de 15 años, el objetivo consistía en lograr una unión perceptible para cualquier persona entre arquitectura y arte en el espacio urbano. En aquel entonces, igual que ahora, convenció el concepto de diseño del "continuum" subterráneo que desarrolló la empresa netzwerkarchitekten de Darmstadt en colaboración con la artista Heike Klussmann y que se impuso ante una gran competencia internacional. El resultado de esta idea que lo conecta todo para los tubos del metro de 3,4 kilómetros de longitud se puede apreciar en la peculiar elaboración de los andenes del metro. Una estructura en relieve recurrente, formada por elementos de hormigón con un acabado especial cubre las superficies de los muros. Aquí la forma básica es la del rombo, que varía continuamente de tamaño y de amplitud generando así un gran dinamismo.
Seis estaciones nuevas constituyen la conexión de la línea Wehrhahn al espacio urbano. Con luminosidad y amplitud no conducen a los viajeros, como suele ser lo habitual, a un pozo oscuro bajo tierra, sino que amplían el espacio exterior en la profundidad. Dentro del concepto global han sido interpretadas como espacios en secciones independientes entre los niveles y en cuanto al diseño también se han tratado como tales.
En un concurso artístico impulsado por la ciudad y los arquitectos, la elección recayó en la señora
Klussmann y en otros cinco artistas, que hicieron de los accesos unos mundos intermedios creativos, cada uno de ellos con una identidad muy personal.
En el centro todos los díasLa estación Graf-Adolf-Platz se encuentra en pleno centro de la ciudad de Düsseldorf. Ya sea de camino a los edificios de oficinas de la zona o como punto de partida para fructíferas compras en la popular Königsallee que comienza aquí: por la estación del metro pasan diariamente varios miles de viajeros y actualmente constituye un importante nudo de la nueva red de transporte.
En primer lugar, tres escaleras procedentes de diferentes direcciones de acceso llevan a un nivel distribuidor dentro de la estación. Esta planta de galería diseñada con una construcción muy diáfana, al igual que en las otras cinco estaciones, forma parte del concepto arquitectónico de netzwerkarchitekten. Los andenes se encuentran totalmente a la vista, lo que permite orientarse fácilmente y, gracias a una clara iluminación, ofrece seguridad al acceder al vestíbulo de la estación. En el caso de la estación Graf-Adolf-Platz, el nivel de la galería se encuentra por encima de los tubos de la línea Wehrhahn y lleva a los viajeros hacia los andenes a través de dos amplias escaleras fijas con una anchura de 2,40 metros cada una.
El artista
Manuel Franke aprovechó por completo la forma de "su" espacio seccionado que se erige a partir del entorno urbano. Con un arte manual rico en detalles creó estructuras subterráneas sobre una superficie de cristal.
Flujo de líneas natural con colores vivos"Mi objetivo en el diseño de la estación Graf-Adolf-Platz era hacer consciente el camino al interior de la Tierra. Al igual que en un ágata que, debido a sus sedimentos de múltiples capas, presenta esta profundidad especial e interesante variedad de formas, el flujo de líneas acompaña a los viajeros hasta el andén y al mismo tiempo les invita a perderse observando el diseño de la pared", comenta Manuel Franke sobre su obra de arte que ha creado en una superficie mural de aproximadamente 1000 m2 de paneles de cristal de color. Con un verde luminoso, interrumpido por un montón de líneas violetas cargadas de fuerza, crea un espacio cromático transitable. En cada uno de los tres accesos comienza uno de estos flujos de color. Situado en la pared de las escaleras que se encuentra en el exterior, el ágata recubre de este modo toda la estación y despliega su efecto desde la calle, pasando por el nivel intermedio hasta llegar a los andenes. Como contraposición reposada a estos paneles de pared de diseño dinámico con todos sus matices y fallas se sitúa una superficie monocroma con el mismo tono verde que también forma parte de la obra de arte total.
El grosor del vidrio entre los niveles de color deja espacio para realizar detallados diseños de sombras.Al igual que el ágata, cuya coloración no está determinada, sino que se caracteriza por una variedad cromática especial que siempre depende del yacimiento, la elección del verde luminoso se tomó en relación directa con su función espacial. Se presenta con plena intensidad frente a la oscuridad del subsuelo y toma de él su efecto inquietante. El violeta del flujo de líneas conforma un complemento óptimo. Con un elevado porcentaje de gris se retrae notablemente frente al verde, pero al mismo tiempo intensifica el juego buscado de profundidad y sombras. La obra de arte se ha creado mediante un proceso analógico, desarrollado especialmente para este proyecto, que engrana en la fabricación industrial del revestimiento de paredes con vidrio laminado.
El artista de Düsseldorf Manuel Franke trabajando en suobra en el taller de Glas Trösch.
Trabajo manual en la planta de fabricaciónDetrás del desarrollo del método de fabricación para la aplicación mejor posible de la idea artística se encuentra un proceso de formación largo e intenso. En 2010 la empresa netzwerkarchitekten ya entró en contacto con Glas Trösch, con la petición de que permitieran al señor Franke elaborar diferentes placas de muestra en la fábrica con el fin de realizar pruebas. La empresa se mostró dispuesta a autorizar los ensayos sin un resultado seguro y abrieron sus puertas al artista. Después de probar el procedimiento se realizaron numerosas muestras a color, así como una revisión minuciosa del flujo de líneas. Cuando finalmente se ejecutó el proyecto, Manuel Franke pasó varias semanas en la fábrica. "Fue un camino largo y, a veces, agotador. Pero en los puntos críticos siempre hemos dado con soluciones comunes y el resultado muestra claramente que el trabajo ha merecido la pena", apunta Daniela Buck, arquitecta de Glas Trösch que ha asesorado durante todos estos años al artista.