Grant Garmezy nació y se crió en una granja a las afueras
de Nashville, Tennesse (EE UU) y ya desde muy joven trabajó
con diferentes materiales, entre los que el vidrio y el metal han
permanecido como constantes fuentes de inspiración. Su conexión
con un entorno natural tiene como consecuencia lógica
que su obra esté dominada por la presencia de seres vivos, ya
sean bovinos, ciervos o peces, una evocación de la América de
las grandes extensiones que este creador plasma con espontaneidad
gracias al dinamismo de unas formas que tienen como
punto de partida el vidrio soplado.
empleando otros materiales (metal, papel, madera) y
utilizando para ello herramientas creadas por él mismo, una filosofía
de trabajo que le permite conectar espiritualmente con
un mundo pretérito donde estas especies parecen regresar a
tiempos en los que vivían y luchaban por su supervivencia en
espacios naturales que la civilización ha ido cercando sin tregua
a lo largo de los siglos. Un canto a la inocencia de una América
ancestral que ya no volverá.