La australiana Leigh Roberts vive en un idílico entorno costero en
la isla de Tasmania con abundancia de bosques y tierras de pasto, un
excepcional marco de inspiración para sus creaciones en vidrio, generalmente
esculturas tridimensionales derivadas de paisajes y fenómenos
naturales.en formas vivas y cambiantes profundamente enraizadas, un vínculo
con la tierra que nos muestra los diferentes estratos que toda manifestación
de la naturaleza ha atravesado hasta llegar a mostrarse ante
nuestros ojos y que establece un permanente nexo con lo ancestral.
mirada de la artista utiliza el vidrio por medio de diferentes técnicas, de
manera predominante el fusing, para generar una impresión de fragilidad
del reino vegetal, cambiante y expuesto al inclemente paso del
tiempo, frente a la abrumadora solidez atemporal de la tierra, mostrándonos
incluso el subsuelo, producto de miles de años de transformaciones
y mutaciones, una metáfora de la inmortalidad de la tierra bajo
nuestros pies, todavía más evidente y perturbadora al contemplar los
incomparables pasajes retratados en su obra.