La posibilidad de apagar un horno de templado de vidrio al final del día y reiniciarlo a la mañana siguiente sin correr el riesgo de sufrir un choque térmico o enfrentarse a costes excesivos de reinicio, es objeto de debate entre profesionales del vidrio.
Detalle de los materiales aislantes usados por MAPPI en sus hornos.
Los hornos de templado de vidrio funcionan a temperaturas extremadamente altas, normalmente entre 650 °C y 700 °C, o incluso más. Si el aislamiento es inadecuado, apagar el horno hace que la temperatura baje rápidamente a los niveles ambientales. Esta pronunciada caída térmica impone una gran tensión a los materiales y componentes. En tales casos, los riesgos pueden ser mayores que los beneficios.
Sin embargo, MAPPI utiliza materiales aislantes de primera calidad y alto rendimiento que retienen temperaturas internas de 450°C y 500°C durante muchas horas después del apagado. Esto significa que el horno se enfría muy lentamente, manteniendo un nivel térmico relativamente alto durante un período prolongado. Esto ayuda a prevenir caídas de temperatura extremas o abruptas, porque si bien calentar un horno consume energía, dejar que el calor residual se desperdicie es un costo que nadie puede permitirse.
Cuando se reinicia un horno MAPPI por la mañana, el proceso de calentamiento no comienza a temperatura ambiente (20°C), sino a aproximadamente 450-500°C. Esto significa que el sistema sólo necesita recuperar entre 150 y 200°C, lo que genera un importante ahorro de energía. Al mismo tiempo, la estructura de acero y los componentes estructurales no están sujetos a cambios bruscos de temperatura, lo que reduce el riesgo de microfisuras, deformaciones o tensiones internas.
El secreto radica en el diseño de precisión de los paneles aislantes, la selección de materiales con baja conductividad térmica y una estructura de acero diseñada para soportar variaciones térmicas controladas en lugar del estrés extremo causado por ciclos de enfriamiento completos. Al reducir la brecha entre las temperaturas de funcionamiento y de inactividad, se ayuda a preservar la integridad estructural del horno, ampliar su vida útil y garantizar un retorno de la inversión en eficiencia y rendimiento a largo plazo.
La reducción de la dispersión térmica conduce a un ahorro energético real. No se desperdicia calor durante la noche y se necesita mucho menos combustible o electricidad para que el horno vuelva a estar en condiciones de funcionamiento. Además, la ausencia de choque térmico resulta en un mantenimiento más fácil, menores costos e intervenciones menos frecuentes.
Si un horno ha sido diseñado y construido con un aislamiento deficiente o materiales de menor calidad, apagarlo esencialmente restablece la temperatura a cero, lo que provoca una fuerte tensión estructural al reiniciarlo. Es comprensible que los fabricantes de dichos equipos desaconsejen las paradas y, en cambio, recomienden el funcionamiento continuo para evitar problemas internos. Sin embargo, este enfoque tiene el precio de un mayor consumo de energía y una menor flexibilidad operativa.
MAPPI apuesta por aislamiento de alta calidad, uso de materiales avanzados e ingeniería estructural de precisión. Como resultado, sus clientes pueden apagar y reiniciar sus hornos de forma segura y sin riesgos, lo que garantiza ahorro de energía, reducción de residuos y máxima fiabilidad.