El vidrio templado es un material de seguridad ampliamente utilizado en puertas, mamparas de duchas, hornos, electrodomésticos y parabrisas de automóviles debido a su increíble resistencia. Su secreto radica en un proceso de fabricación que consiste en calentar el vidrio a temperaturas entre 575 y 635 grados Celsius y luego enfriarlo rápidamente con corrientes de aire. Este procedimiento genera una microestructura interna que hace que el vidrio templado sea hasta cinco veces más resistente que un vidrio convencional.
Durante el programa EL HORMIGUERO, se realizaron pruebas sorprendentes con vidrio templado del fabricante CRISTALUX. Se demostró que, si la fuerza se distribuye uniformemente sobre la superficie del vidrio, este puede soportar cargas muy elevadas. De hecho, en una de las pruebas más impactantes, Mario Casas y Pablo Motos se subieron sobre una gran plancha de vidrio templado, la cual logró soportar su peso combinado de aproximadamente 145 kg sin romperse, a pesar de que el vidrio se curvaba visiblemente debido a la carga.
Sin embargo, el vidrio templado tiene una particularidad: aunque es extremadamente resistente en condiciones normales, si se concentra la fuerza en un solo punto, su resistencia disminuye drásticamente. Esto se demostró con una pequeña tarjeta rompevidrios, que con un leve golpe en una esquina hizo que el vidrio se fracturara de inmediato en pequeños fragmentos granulares. Esta característica es clave en aplicaciones de seguridad, ya que en caso de accidente, el vidrio se rompe en trozos no cortantes, reduciendo el riesgo de heridas.
El experimento dejó en claro la increíble dureza y flexibilidad del vidrio templado, mostrando cómo puede soportar pesos elevados e incluso permitir que una persona salte sobre él sin romperse, pero también evidenciando su fragilidad ante impactos concentrados.